Los estudios demuestran que dar y recibir placer a través del tacto al hacer el amor reduce el estrés, mejora el cociente intelectural y transmite nuestro amor, simpatía y gratitud hacia los demás con tanta eficacia como las expresiones faciales. Afortunadamente la piel tiene miles de terminaciones nerviosas capaces de transmitir y recibir todas esas buenas vibraciones.